
Como ya hemos visto u oído hay sin número de personas que critican o alaban la televisión por distintos motivos, ya sea por contenido, por el mensaje, u otras razones. Pero el principal critico de la TV. Es la misma TV.
Su egocentrismo la lleva a hablar siempre de ella misma, de sus “Pro” y sus “contras”, de sus fortalezas y debilidades. No existen programas que no hablen de la “tele”, uno de los casos notables es el “Bailando o Patinando por un Sueño” que no hay quien no hable de los certámenes de Tinelli.
Otro caso de “Tele manía” son los programas del prime time de América y Canal 9, como son Resumen de los Medios (RSM) y Bendita TV o el programa de los sábados a la tarde de América TV, TOP Ten, ciclos especializados en contar lo ocurrido en la semana en la “Caja” que en cada emisión sus contenidos se centran precisamente en la televisión misma.
Ni que hablar de programas como el exitoso “Zapping” o el alicaído “TVR”, quienes se intrometen en el archivo para recordarnos diversas situaciones que se han ocurrido dentro de la TV, obteniendo en el primer casos muy buenos números.
Otro caso notable son los programas de “chimentos” con “Intrusos a la cabeza o “Los profesionales” que destacan las diferencias o encuentros de las personalidades del medio.
Lo novedoso del “Narcisismo” televisivo”, algo raramente visto, es que las ultimas ficciones estrenadas son parodias de la “caja boba”, como primer caso el de “Todos Contra Juan”, que cuenta la historia de un actor que supo ser exitoso y quiere retornar al medio cueste lo que cueste, otro ejemplo es el de “Los Exitosos Pells” una pareja de presentadores de noticiero, los mas famosos del país, en el que su matrimonio “perfecto” es una puesta en escena para mantener su liderazgo en la audiencia televisiva. Por último “Amanda O” quien es una mega estrella de la televisión que acosada por la prensa desea ser otra persona y se le cumple, e intenta regresar a ser la “diva” que era a cualquier precio.
Por esto notamos el “egocentrismo de la TV. ya que no puede estar sin hablar de ella misma, en programas diarios o en ficciones, algo que no es ni bueno ni malo sino una constante, y confirma que por más que se la critique nadie puede estar sin televisión, ni siquiera ella misma.